viernes, 11 de julio de 2008

De la locura, los coldijes y otros chismes de lavadero.

























De la locura, los coldijes y otros chismes de lavadero.






Quien es uno para decirse loco, quien es uno para autoadsjudicrarse un estado mental irreversible, catastrófico y maravillosamente elocuente como pocos, quien es uno para andar rondando por la vida con la careta de maniático entre los ojos, la sonrisa y las palabras cargadas de chilaquil y trastabilleos; como catalogarse, como inscribirse en el breve apartado de los que están a un paso de la genialidad. (o la estupidez según sea el caso)Hemos de sentirnos únicos, capaces de imaginar a partir de la mas mínima partícula de conciencia todo un universo diferente, donde la manera de caminar sea distinta, donde el comer no sea necesario y donde hasta los moscos tengan un lenguaje propio, allí es donde nace todo, las instantáneas reproducibles de un pasado ajeno a nuestra propia realidad, un sueño morfológicamente estructurado con pedazos de cadenas y gritos infantiles, un termino de gatos de colas arrastradas y fuegos artificiales con pretextos.Quien es uno para no decirse al oído que todo lo que el mundo tiene es aburrido, gris y son la sensación de poseer un pene y una vagina para divertirse. desde un principio he soñado con hongos gigantes en medio de las avenidas donde este prohibido fumar opio (de ser legal todo seria muy aburrido), he vivido debajo de las faldas de los universos platónicos de dos que tres féminas de ojos grandes y hasta he visitado otros planetas con la ayuda de la escalera que me regalo mi hermana,Pero eso no es suficiente, hace falta un mas allá, un estado de la propia satisfacción que reduzca las pulsaciones, que ponga al mismo grado una cefalea por calor que un retardado efecto antihistamínico, donde la gripa caiga de repente pasando por diversos túneles repletos de cucharadas de agua fría y un poco de abstenta, donde esa pequeña línea de números y concordancias se esconda bajo los sombreros de un cruel anfitrión encargado de nuestra ignorancia.Donde romper con todo?, a partir de que momento empezamos, por lo menos la gente como yo a considerarse fuera del margen de algo minimamente normal? O es que llegamos a ser tan anormales que ya nos confunden con el resto de bichos de cabezas grandes que salen después de que baja el sol para que no se les quemen las ideas?.¿Qué se necesita?Acaso la actitud no es suficiente, salir con los ojos desorbitados gritando a los cuatro vientos una poesía de Quiroga para probar nuestra capacidad de retención, o cantando con el vapor de todos los golpes una estrofa en ingles de la canción que nos hace comer kilos de goma de mascar, ¿es que no basta con ponernos en el papel de idolatras sublimados para enriquecernos de mini calorías deslactosadas, para pintarnos el cuerpo con vacas pariendo, o con nubes que forzosamente dan de beber sueño a todos los pecadores.Quien es uno para no tachar como subtropicos a el resto de los que usan pantalones largos, si yo, si nosotros, los de aca de sectas con nombres de puertas austriacas no morimos por el puro placer que nos proporciona la vida de nefastas consecuencias, siempre viviendo al limite de lo concebible y volando las bardas de la razón pura y entendida que nos sabe a pepto bismol.No es suficiente, que si no tragáramos como antibióticos el remedio para la soledad de los días malcojidos, la medicina única que nos curara todas las alergias a los corrientes sanwiches de cajeta y las bolsas de mercado, que de nosotros con atronadores rostros calientes y bañados hasta la nuca con los jugos de la luna, que claro, ya a estas alturas ha venido a ser nuestra mejor amante si es que de bondage se trata.YoYo me tacharía solo por el único consuelo de considerar que los perros andaluces caminan por mi cuadra, que un ángel de alas eternas le hace cosquillas en los pies a mis hermanas, que solas y despreocupadas se bajan las bragas a la menor preocupación, y es que luego están ellos, tan disolutos, tan inamovibles y tan amarillos como los mejores plátanos para pastel, inquietos, gritones, pirujos todos ellos con miles de abejas en la boca, esperando que la luz se ponga verde para morderle una oreja al semáforo,Y eso es porque entre nosotros nos reconocemos, nos olemos la cola para encontrar ese misterioso perfume que la experiencia nos dejo debajo de la axila, en el sexo y en la mollera.A todos ellos no les bastara con recorrer las calles pavimentadas de niños huérfanos, necesitan de esa comida marchita que se llama tijerear. Lo hacen todo el día, es lo que hemos sustituido a cambio de una masturbación menos placentera.Quien es uno para andar interrogándose tonterías, en este lado del mundo los que no están locos son verdes y los que nos pensamos en verde ya hemos caído de maduros.
Gosh.
julio 2008
colaboracion para alice en wonderland
merci.

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