sábado, 7 de agosto de 2010

La mujer y el cuervo.



Esta mujer tenía una sonrisa enorme, una nariz pequeña y unos pómulos marcados.

Tenía unas cuantas pecas y su color de piel era agradable, un poco como color leche.

Esta mujer tenía dos piernas, dos manos, dos oídos y dos ojos... estos últimos estaban cerrados, ella no podía abrirlos y ya hace tantos años de eso que se acabó acostumbrando a ver su mundo con los ojos cerrados, imaginaba por los sonidos, y suponía por los silencios.

Su vida era tranquila, se fijaba en la voz de la persona en vez de si tenia 20 kilos de más o si estaba calva.

Era una mujer increíble, tenía el espíritu altruista, ayudaba a cuanto ser vivo se le pusiera en frente... y no conocía las limitaciones.

Conocía el dinero por tacto pero no fue algo trascendental... ¿Cómo atarse a algo que no se ve? Se repetía constantemente.

Un día uno de sus familiares le comentó sobre la opción de abrirle los ojos y que pudiera ver.

Ella estaba emocionada, pero le gustaba su vida ¿Por qué cambiarla si le gustaba?

Se nego.

La primera vez dijo “Suena tentadora la oferta pero NO gracias”
La segunda vez dijo “ Si te soy sincera me gusta estar así, te lo agradezco pero NO”
La tercera vez dijo “NO”.

Y La cuarta vez... “ Creo que no podría ser tan malo, ¿Cuándo sería?”

Acepto.

Ella fue sometida a una operación donde los doctores bailaban danzón con chamanes y recitaban oraciones en hebreo.

-¿Cómo se siente? Dijo la voz de una señorita vestida de blanco la cual puposo que era una enfermera.

-Bien.. Gra...(voz de asombro) Dios mío usted es la primera enfermera horrenda que he visto....Dijo la mujer al ver a la enfermera.

Después de gritos y de verdades la mujer salió rumbo a su casa, odiaba ver en tráfico, los carros no eran lo que ella creía, la gente era muy horrible, ni buenos días decía, caminaban empujándose, cuchicheaban cuando veían a alguien, los animales eran peludos o emplumados y eso le desagradaba, el cielo era gris y no amarillo como en su mundo... Estaba fastidiada ¿Cómo era posible semejante cosa?

Pasó mala noche, y cuando amaneció extrañaba la sensación de oscuridad, -“El sol es muy molesto” se decía continuamente.

Un día caminando enojada por un parque vió un pequeño cuervo mal herido, había tenido una riña y el otro antagonista le había sacado los ojos, el cuervo sangraba... ella lo tomó en sus brazos y le llevó a su casa, lo limpió y curo con cuidado.

Al ver el hueco de sus ojos sintió pena por él... ya que el pequeño cuervo siempre había tenido ojos ¿Qué sería de él ahora?, meditando, aquella mujer se dio cuenta que ella era como un cuervo herido en los ojos, ella veía cosas que no quería.. prefería ver con sombras, prefería tener los párpados cerrados y suponer así el mundo sería menos cruel con ella, la vida le daba la oportunidad de modificar su realidad a su gusto y  ella quería aquel privilegio de vuelta.

Dejó al pequeño cuervo en una canasta y cuando regresó hacia donde él, puso una bandeja cerca de él, eran los ojos de aquella mujer que se los regalaba al cuervo, ella tenía los párpados cerrados, no tenía ojos pero si una gran sonrisa.

-Tu los necesitas más que yo, dijo, para después suponer que el cuervo tomaba sus ojos y se los ponía en aquellos huecos, el le regalaría un sonido de su garganta y se iría volando a ser feliz... refería pensar que había ayudado a alguien y no ver que el cuervo llevaba un día de muerto y sobre todo ver que se había convertido en alguien loca por regalarle sus ojos a un cuervo negro.

Al fin y al cabo prefería ser eso a una persona así a ser como nosotros.

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